Existen una gran variedad de modalidades investigativas y cada una se encuentra sustentada y respaldada teóricamente por una concepción filosófica, estas concepciones son los denominadas paradigmas que se nutren de los elementos conceptuales de las escuelas filosóficas.
Kuhn (1962) afirma que un paradigma es un conjunto de suposiciones que mantienen interrelación respecto a la interpretación del mundo, además, el paradigma sirve como una guía base para los profesionales dentro de su disciplina, ya que indica las diferentes problemáticas que se deben tratar y busca un marco referencial en el cual se aclaren las interrogantes mediante una epistemología adecuada.
El paradigma en sí, trata de que, al investigar, se piense principalmente en que el producto o resultado del estudio tenga utilidad, provecho practico de inmediato y que se logren productos y servicios que tengan una importante demanda en la sociedad.
En la investigación el paradigma constituye una concepción intermedia entre los principios y conceptos teóricos propios de alguna disciplina que fundamentalmente la investigación y los procedimientos de la investigación.
Los paradigmas contienen reglas y regulaciones que establecen o definen fronteras, además de explicar cómo comportarse dentro de esas fronteras. En otras palabras, El paradigma actúa como un ejemplo – modelo aceptado que incluye leyes, teorías, aplicaciones e instrumentaciones de una realidad.
Las dos perspectivas metodológicas cuantitativas y cualitativas proporcionan un marco filosófico y metodológico concreto para el estudio de las realidades sociales; tomando en cuenta un paradigma como una imagen básica del objeto de una ciencia que nos indica que debemos definir lo que se pretende estudiar.